Integrante del Comité Científico del Colegio de matronas y Matrones de Chile, profesora asistente del Departamento de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido de la Universidad de Chile, coordinadora de estudios clínicos realizados en el Programa de Microbiología del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM), miembro del Grupo Transdisciplinario para la Obesidad de Poblaciones (GTOP) y Ciencia de Datos y Salud Pública, actualmente estudiante de Doctorado en Salud Pública, la joven matrona María Begoña Carroza Escobar dedica sus días a la pasión de su vida: participar y formar equipos transdisciplinarios de investigación para el desarrollo de las ciencias.
Titulada en el año 2016, en la Casa de Bello, también cuenta con un Magíster en Salud Pública con una mención en Salud Ocupacional y Epidemiología, en la misma casa de estudios superiores y hoy sigue ese mismo camino a través de un Doctorado, que se empina en su segundo año de estudios.
“Me gusta la investigación y todo lo que tiene relación con la epidemiología y el análisis de datos. En ese sentido, mi doctorado está enfocado en la investigación en torno a la salud materna y perinatal, y esa ha sido hasta ahora, mi línea de trabajo. Si bien tengo mis temas relacionados con la salud de la mujer y del recién nacido que son, por ejemplo, migración, obesidad y género, que fueron temas abordados entre pregrado y postgrado del Magíster, actualmente estoy interesada en temas relacionados con el cambio climático y su impacto en la salud del binomio madre-hijo, específicamente relacionados con los efectos de la contaminación atmosférica en los resultados obstétricos y perinatales. De ahí mi interés en continuar mi tesis de doctorado en esa línea”, cuenta de entrada.
Dentro de las líneas de investigación que Usted ha trabajado está el Covid 19, ¿En qué consistió esa iniciativa?
Me tocó coordinar el reclutamiento del estudio clínico de AstraZeneca Oxford, contra la pandemia Covid 19, donde fuimos uno de los centros que reclutó el máximo de pacientes en Chile. Reclutamos un total de casi 1.300 voluntarios en aproximadamente tres semanas para vacunarse con la vacuna AZD1222 desarrollada por el laboratorio AstraZeneca en conjunto con la Universidad de Oxford. Colaboramos con el sponsor a nivel internacional, porque son estudios multicéntricos en donde cada país apoya con su población asignada en el estudio de una vacuna con la finalidad de contribuir al desarrollo de la vacuna, con las características propias de nuestra población.
¿A qué conclusiones llegó el estudio?
Respecto a las conclusiones del estudio, las pueden leer en los artículos científicos publicados con los datos brutos del estudio. Respecto a la experiencia de haber coordinado un estudio clínico de esta gran envergadura, puedo decir que en realidad, nuestro país no cuenta con un centro propio de desarrollo de vacunas, es decir, no las producimos localmente. Por lo que participar en este estudio, fue una gran experiencia. Aún enfrentamos numerosas barreras para alcanzar ese nivel, lo que representa una crítica significativa y una de nuestras principales limitaciones. Sin embargo, la pandemia ha jugado un papel importante en la educación de nuestra población. Antes, los estudios clínicos eran malinterpretados por muchas personas, quienes pensaban que los participantes eran tratados como “conejillos de indias”. Esto se refería a prácticas pasadas, a estudios no regulados donde se cometieron muchos errores éticos. La situación ha cambiado considerablemente con las regulaciones actuales que aseguran la protección, autonomía y el
respeto por los participantes. Hoy están súper regulados a nivel nacional e internacional, así que fue en ese momento que me tocó coordinar este estudio clínico. Debo admitir que fue un período muy intenso; las personas participaban motivadas por la urgencia del contexto, ya que muchos temían por sus vidas. Este estudio clínico resultó ser particularmente exitoso, debido a la excelente adherencia de nuestros participantes, lo cual es el principal desafío en estos casos. No se trata solo de administrar un medicamento y esperar resultados, sino de asegurar que los participantes continúen en el estudio sin abandonarlo. Mantener un seguimiento riguroso es esencial, debido a que es la única manera de determinar la efectividad del tratamiento en estudio.
Hace unos días la prensa informó que fue retirada la vacuna AstraZeneca por motivos que la vacuna no cumplía con la inmunización. ¿Qué pasa en Chile con este tema?
Me llegó la noticia y lo conversamos con el doctor Sergio Vargas Munita, profesor titular del Programa de Microbiología del ICBM e investigador principal del estudio clínico. Siempre las vacunas, productos de investigación o medicamentos son evaluados posterior a su aprobación. O sea, no se termina solo con un cierre de estudio clínico, sino que también cuando se libera la vacuna o medicamento al mercado. Si presenta algún problema, se detiene la administración, se pausa, se saca del mercado si es necesario o se hacen distintos tipos de evaluaciones que son normales.
Todos los medicamentos pueden inducir eventos secundarios, sin embargo, hay que tratar que sean en la menor medida de lo posible y que el beneficio sea mayor que el riesgo que podrían generar. El contexto de pandemia así lo ameritaba, pero eso también depende mucho de la población, entonces hay que entender el perfil epidemiológico de donde se esté realizando el estudio clínico. No todos van a recibir y responder a un tipo de medicamento de la misma forma, porque tenemos factores y características propias, distintas entre una población y otra. De ahí la importancia de los estudios clínicos multicéntricos.
Hay otra línea de investigación que Usted está trabajando y dice relación con el cambio climático y cómo afecta a las gestantes. ¿Qué nos puede contar sobre la materia?
Primero, es importante señalar que nuestro perfil epidemiológico, nutricional y demográfico ha cambiado. Actualmente, es raro encontrar gestantes con un estado nutricional normal; la mayoría de nuestra población en edad fértil presenta sobrepeso u obesidad, superando el 50% de la población con esta condición. Incluso la población migrante, que llegó a nuestro país principalmente a partir del año 2015 y que inicialmente era más delgada e incluso enflaquecida, ha adoptado hábitos alimenticios poco saludables, mostrando actualmente, un aumento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad.
En este contexto, nos hemos enfocado en explorar la “feminización de la obesidad”. Las mujeres no solo tienden a ser más obesas, sino que también enfrentan mayores factores de riesgo en comparación con los hombres. Además, hemos investigado, cómo las brechas de género y la migración interactúan y amplifican estos problemas, dado que las mujeres generalmente tienen menor acceso a servicios de salud. Es en este contexto, en donde nos interesa saber cómo el cambio climático, podría influir en la salud materna y perinatal.
Una siempre busca algo que sumar a la línea de investigación actual, y ese “algo”, como tema de tesis de doctorado, es cómo afecta la contaminación atmosférica en los resultados obstétricos y perinatales adversos.
Por lo que en nuestra discusión, debemos colocar sobre la mesa: la “Sindemia Global”. Es fundamental reconocer que se trata de una interacción de múltiples epidemias, que afectan colectivamente a la salud global. Organizaciones como la Organización Mundial de la Salud y revistas científicas prestigiosas, como The Lancet, han identificado una crisis global compuesta por la epidemia de obesidad, la desnutrición y el cambio climático. Estos tres factores no solo representan problemas individuales, sino que juntos forman lo que se conoce como la Sindemia Global, que presenta grandes desafíos para la salud pública mundial, y por supuesto, para nuestra población materno e infantil.
En lo relativo al rol de la Matronería, ¿qué relación tendría con el cambio climático?
A pesar de la urgencia y relevancia, lamentablemente el impacto del cambio climático en la Matronería y la Salud Sexual y Reproductiva de la mujer no ha sido suficientemente estudiado. Existe un llamado internacional a tratar este tema con prontitud. El cambio climático no se limita solo al calentamiento global, los niveles de contaminación o a las emisiones de gases; abarca una variedad de situaciones críticas como el aumento de temperaturas en diversas regiones, la proliferación de incendios forestales, deforestación, incremento en la contaminación atmosférica, entre otros. Frente a esta realidad, es de gran urgencia explorar el rol de las matronas en este contexto y determinar cómo estas condiciones afectan la salud materna y perinatal.
A pesar que nos encontramos en la cuarta etapa de la transición obstétrica, actualmente, tenemos una población que está optando por embarazarse a edades más tardías, porque las mujeres estamos inserta en un mundo económico y laboral más independiente. Entonces, vemos gestantes que están atrasando el momento de gestar, que tienen mayor sobrepeso u obesidad, lo cual genera un factor de riesgo importante en el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles, entonces, es en este contexto, en donde tenemos que estudiar de qué forma el cambio climático podría estar afectando la salud de nuestras gestantes e impactar en la salud de nuestros recién nacidos.
¿Se podría aconsejar para el futuro de que exista en la malla curricular de las escuelas de Obstetricia un ramo que contemple el tema del cambio climático?
Sería beneficioso integrar estos temas en todas las mallas curriculares. La formación no puede limitarse solo al aspecto clínico; necesitamos adoptar un enfoque transdisciplinario. Ya no es suficiente que las matronas se especialicen exclusivamente en el manejo de partos y en la salud sexual y reproductiva. Es esencial que también se familiaricen con otros temas como, por ejemplo, las Ciencia de Datos, inteligencia artificial y la resiliencia climática, campos que representan el futuro de la Matronería. Además, deben comprender los problemas de salud que afrontaremos en el contexto de la Sindemia Global y cómo gestionar a las pacientes en este nuevo contexto. Este enriquecimiento del currículo permitirá enfrentar desafíos emergentes de manera más efectiva.
Particularmente, a mí me gusta mucho -dentro de la investigación- el análisis de datos. De hecho parte de la información es cómo tomamos las grandes bases de datos, las analizamos, cómo recolectamos la información, es todo un desafío en términos de Ciencias de datos y Big data, y creo que eso tiene que ir a la par con todo esto de la crisis del cambio climático, y más grande aún, la Sindemia Global. Necesitamos gestionar de forma urgente el cómo manejamos el acceso a la información, en cómo analizamos grandes bases de datos y cómo aprendemos de ese análisis, para tomar decisiones efectivas y rápidas. El futuro de la Matronería está en el manejo de Ciencia de Datos, la Inteligencia Artificial y la resiliencia Climática.
Necesitamos más matronas capacitadas en el análisis de datos e información, en manejo de pandemias, en crisis climáticas, por lo que es importante incorporar estos temas en nuestras mallas curriculares. Lo peor de todo, es que hay una brecha de género importante, debido a que existen pocas mujeres que aborden estas temáticas, la gran mayoría son hombres y, obviamente, si no tenemos suficientes mujeres capacitadas en estos temas, siempre nos vamos a quedar fuera de las decisiones políticas.