La matrona Laysa González Orroño es la profesional que lidera, junto a un equipo de profesionales del Ministerio de Salud, la denominada “Ley Dominga”, cuyo nombre se consideró cuando una madre perdió a dos de sus hijos, Julián y Dominga. La profesional es parte de la Oficina Nacional de la Mujer del Minsal.

Si bien se trata de una legislación que tiene poco más de un año de existencia, Laysa relata que los diferentes establecimientos de salud ya han diseñado sus propios protocolos para enfrentar, acompañar y empatizar con las familias que han perdido a un ser querido y que, muchas de las veces, se trata de un hecho totalmente inesperado.

-¿Por qué se llama Ley Dominga?

-Nace desde el caso de Aracely Brito, una mujer que sufrió la muerte de dos de sus hijos, uno que se llamaba Julián y, a 36 semanas de gestación, murió Dominga. Por eso, toma el nombre de Dominga porque ella vivió la experiencia de enfrentar la muerte de su hija. Aracely decidió levantar la voz y buscar dentro de la sociedad civil apoyo para enfrentar este proceso y encontrar a otras mujeres que vivieron algo parecido.

-¿Cómo nace la ley?

-Hubo un proceso bastante largo hasta que se convirtió en ley el pasado 29 de septiembre de 2021. Hay un artículo transitorio que señala que el Ministerio de Salud tiene la responsabilidad de hacer esta normativa técnica y que viene a encarnar el cómo se va a  cumplir esta ley en la Red de Salud.

-Concretamente, ¿en qué se traduce?

-Tiene distintas líneas. Primero, conocer que esta ley implementa acciones que tengan que ver con la contención, con el apoyo de las familias que tengan relación con el dolor del duelo gestacional o perinatal. Esto también incorpora al acompañante, por lo tanto, el Papá está inserto en este proceso. Esta ley plantea dos modificaciones principales: una, cómo se incorpora en el texto de la Ley de Derechos y Deberes de los Pacientes y, por otra parte, modifica el Código del Trabajo, en su artículo 66, ampliando los días de permiso laboral asociado a la muerte de un hijo o hija. Ese es como el principio general, pero después vienen los protocolos que deben generar los establecimientos de salud a nivel nacional.

-¿Esta implementación alcanza a todos los sectores de salud públicos y privados?

– Exactamente, públicos y privados.  Hay que pensar que este proceso de atención está pensando en todos los prestadores, tanto individuales como institucionales, que atiendan a mujeres o a personas gestantes y sus familias. Por lo tanto, estamos hablando de las consultas particulares, de las clínicas que tienen atención Gineco obstétricas, hospitales públicos, Atención Primaria de Salud, es decir todos los centros de salud que tengan contacto con mujeres embarazadas, con los lactantes y sus familias, deben ser acompañadas en la implementación de esta ley.

-¿Cuál es el rol de las Matronas y Matrones en la implementación de esta ley?

Tenemos un rol súper importante, porque en el fondo nosotras somos las que estamos en la mayor parte del proceso de acompañamiento, por ejemplo, entregando diagnósticos, de primera respuesta, toda la ruta hospitalaria del duelo y de atención de la familia. En definitiva, hacemos realidad tanto la norma como los protocolos en cada establecimiento. Además, no se trata de solo entregar un diagnóstico, sino que hace el acompañamiento completo desde la entrada a urgencias, hospitalización,  pabellón hasta el alta. Posteriormente, también el control pos aborto y la regulación de la fertilidad.

-Eso en términos técnicos y profesionales, pero ¿qué pasa en lo emocional con los y las profesionales de la salud? ¿Existe un trabajo en ese sentido?

Claro que sí. Esta Ley viene a relevar aspectos que no se habían considerado antes o no se habían priorizado de manera correcta.  Los equipos cuando acompañan a personas que han vivido el duelo es un proceso súper doloroso, porque una no sabe lo que están viviendo la familia o uno cree que  lo sabe. Sin embargo, para nosotras es un proceso súper difícil de enfrentar porque nos pone en un escenario de situaciones que incluso  también lo hemos vivido. Nacen emociones propias, por lo tanto, hay una alta sensibilidad porque -muchas veces- se trata de un duelo totalmente inesperado. Hay un proceso también de segunda víctima dentro del equipo de salud profesional. Además, dentro de los estándares que fija la norma de esta ley contempla el autocuidado de los equipos, es decir, nosotros y nosotras también vamos a priorizar el cómo nos cuidamos. Van de cosas muy simples como hacer el examen preventivo hasta cómo nos vamos a organizar en el momento de la atención. Decidir quiénes sí o quiénes no, porque puede existir alguien que no esté preparado para realizar este acompañamiento. La idea es que estén las personas más idóneas, no de las habilidades técnicas que ya las poseen, sino de las emocionales.  A lo mejor, también, se tendría que buscar apoyo del equipo de salud mental del establecimiento.  Esas son las redes que tienen que activarse.

-¿Hay alguna evaluación de la marcha de esta nueva ley? ¿Se cuentan con algunos datos que se puedan compartir?

-La verdad es que todavía no tenemos muchos datos. La norma técnica tiene 3 etapas de implementación.  Si bien esta ley, se aprobó en septiembre de 2021 al Ministerio de Salud, se le entregaron 6 meses para entregar esta normativa técnica. Como todo proceso de cambio implica muchas cosas. Entonces, empezamos la primera etapa con la socialización de la norma técnica y comenzar con el proceso de hacer sus protocolos locales. Ahora, estamos en la segunda etapa que es la puesta en marcha que significa dar a conocer esta norma en los equipos administrativos, voluntarios, porteros, porque aquí están involucradas todas las personas en la atención. No hay que olvidar que esta norma tiene una arista muy importante: el área psico-social. Por lo tanto, se trata de algo muy extenso. Hay hospitales que han generado buenas prácticas en esta materia, como, por ejemplo, Recursos Humanos de los establecimientos.

Desde enero del año 2023 esperamos que empiece el proceso de evaluación. Ahora, a nivel del servicio público se hicieron algunas modificaciones en el REM para que podamos reportar  estos casos dentro del modelo de atención de la norma técnica de la Ley Dominga. Pensamos que en diciembre de 2023 podremos tener los primeros datos estadísticos muy concretos. Incluso, hay hospitales que ya contaban con protocolos desde antes del piloto Chile Crece Contigo. Entonces, los estados de implementación son súper variados.  Lo positivo es que ya estamos en rodaje.

Tenemos la responsabilidad, pero también el honor de acompañar a las familias que viven el duelo. Es una oportunidad tan bonita de resignificar lo que las familias viven, porque vivir la muerte de un hijo, independiente en la semana que sea, es lo suficientemente doloroso para que podamos transitar ese dolor de una manera más amorosa.