En un agradable patio interno del Hospital Luis Tisné, ubicado en la Zona Oriente de la Región Metropolitana, conversamos largamente con las matronas y el matrón que tienen la ardua labor y compromiso para atender a las mujeres de ese sector que se ven enfrentadas al Cáncer de Mama, enfermedad que es la causa número uno de muertes en Chile.
Karina Salazar y Claudio Torres son parte de la Unidad de Patología de Cáncer de Mama que, junto con Ramonet Pérez que trabaja desde el hospital, hacen un acompañamiento cotidiano a mujeres que son diagnosticadas o no con la enfermedad.
“Nosotros somos un complejo formado por el CRS y el hospital. El centro de Referencia de salud (CRS) Cordillera Oriente que cumple la función de consulta, ambulatoria. Las pacientes son derivadas de la Atención Primaria, se recibe, prepara, diagnostica, se indica y envía al hospital donde se resuelve lo quirúrgico. En ese escenario, el equipo que está compuesto por nosotros tres, más un equipo de enfermería, trabajamos en la gestión de las pacientes de manera de garantizar su Auge, tiempos y que el proceso esté completo para derivarlas al hospital y se les pueda atender”, cuenta el matrón Claudio Torres.
Karina Salazar es la que más tiene tiempo en el hospital y la de mayor experiencia en esta unidad, agrega Claudio.
Al respecto, Karina -Gestora de la Lista de Espera- relata que ya tiene algo más de 3 años como funcionaria del CRS. “Estamos encargados de la parte ambulatoria de los pacientes con sospecha de patología mamaria, ya sea benigna o maligna. Actualmente, recibimos pacientes de todo el sector oriente de Santiago, somos la única Unidad de Patología Mamaria de este sector”.
Y añade que el trabajo de la unidad es tratar con los pacientes categoría GES con sospecha de Cáncer de Mama. Para ello, la gestión con la paciente es fundamental, y cuyo proceso no es para nada menor. Y enumera el proceso en sí: “Desde que existe la sospecha de Cáncer de Mama hasta que la paciente tiene el resultado de su biopsia, y se le confirma o no que tienen un cáncer. De allí, le entregamos la noticia. Posteriormente, nos aseguramos que se cumplan los plazos GES, que los informes estén y que, dentro de 45 días, se confirme el diagnóstico, ya sea notificada en definitiva o descartada la sospecha del cáncer. Una vez que la paciente es confirmada, lo que viene es el tratamiento. Ahí hay diferentes aristas: Por ejemplo, tratamiento oncológico, quimioterapia, radioterapia o tratamientos quirúrgicos ya de entrada”.
Pero no siempre fue así. La misma Karina acota que, hasta hace algunos años, los médicos contaban con un libro donde se priorizaban las horas médicas y las potenciales cirugías. Por lo mismo, la gestión que está desarrollando la Matronería, en este tipo de cáncer, es clave en el acompañamiento que están haciendo a las mujeres. “Llegaba la paciente y se daban cuenta los médicos que no se había hecho la marcación y la señora sin mucha información, porque las manos siempre se hacían pocas y no existía una profesional que les dijera dónde tenían que ir, qué llevar….entonces, había muchos pasos previos que hacer y la paciente estaba un poco sola”, cuenta Karina.
Consultada Karina sobre el por qué se dedica a esta función, responde: “Siempre me ha gustado mucho la gestión, desde que salí de la universidad he tratado de capacitarme en esta área. Fue un poco accidental haber llegado a esta unidad, lo hice al comienzo de la pandemia y, la verdad, es que me encanta el trabajo. Me encanta el tipo de pacientes con las que trabajamos, a pesar de que muchas veces emocionalmente es súper complejo lidiar con eso y con la falta de recursos humanos y materiales”.
Por su parte, Romanet Pérez relata que llegó por casualidad a colaborar con la unidad. “Venía llegando de una licencia de post natal y me ofrecieron tomar esta unidad. Acepté de inmediato, no conocía mucho el área, aunque ya llevo un año en ella. Es súper gratificante ayudar en un momento tan difícil para una mujer, es muy duro, ya sea benigna o maligna la patología diagnosticada como cáncer. Me agrada mucho poder ayudarlas, hacerles compañía”.
Entretanto, Claudio Torres volvió a su casa de siempre, el Hospital Luis Tisné. Había estado un tiempo trabajando en el Ministerio de Salud, precisamente en el área de Gestión de la Subsecretaría de Redes Asistenciales. “Estaba buscando un lugar ideal de acuerdo a la experiencia que había adquirido en el Ministerio y visto que la unidad requería con algunas necesidades, la dirección del hospital me propuso la posibilidad que me incorporara por algún tiempo. Había algunas cosas que estaban deficitarias como red y dado el conocimiento que adquirí en el ministerio, vine a aportar desde esa perspectiva”.
Agrega que la tarea en sí resulta apasionante, que la cantidad de cosas que hay que hacer son muchas y las manos muy pocas. “Hacemos lo que podemos con las herramientas que disponemos. Para el volumen de esta unidad, al menos, debería haber 6 profesionales. Hay dos enfermeras más nosotros dos. Deberíamos ser 6 porque hay que cubrir muchas áreas, hay que hacer muchas compras externas, ya que si bien el paciente está aquí, pero la radioterapia se hace en otro lugar. Entonces, cómo sabemos en qué está cada uno para continuar la atención. Nosotros no hacemos atención clínica, pero sí las acompañamos, sabemos sus nombres, en qué están todas ellas”
No hay formación
Claudio recuerda que Chile tiene la ley GES, que fue una de las primeras garantías donde se planteó las pesquisas y tratamiento del Cáncer de Mama, y refiere que es un tipo de cáncer fácil de pesquisar en edades tempranas, que por lo mismo se incluyó la mamografía, el autoexamen y la ecografía mamaria. “A pesar de todos los esfuerzos que se han hecho, a nivel nacional, tenemos solo un 30 por ciento de cobertura de todas las pacientes chequeables o pesquisables. Aunque ha habido muchas campañas y un mes completo (octubre) dedicado a la prevención, no somos todavía capaces de superar ese 30 por ciento, esa barrera. Por lo tanto, se nos van quedando mujeres que no son evaluadas a tiempo”.
El equipo de la Unidad de Patología de Cáncer de Mama confirma un secreto a voces pos pandemia: una avalancha importante de pacientes que acuden al servicio para chequearse. “Pre pandemia recibíamos con sospecha de diagnóstico GES alrededor de unas 20 pacientes semanales y con eso andábamos súper bien. Hoy, tenemos más de 35 cupos con sospecha de diagnóstico GES. Todo lo que no es sospecha está quedando en una lista de espera para ver cómo la podemos abordar en el futuro. Efectivamente, hemos tenido un aumento importante en la cantidad de pacientes que están ingresando en la unidad. Entonces, se trata de 35 biopsias que tenemos que garantizar y que de esas 35 hay un porcentaje entre un 80 y 90 por ciento que termina siendo un cáncer”, cuentan.
Respecto a su formación como profesionales de la salud, Romanet asegura que se está al debe como Matronería para formar profesionales para la atención de especialidades. “En el área de gestión una tiene más opciones, pero por ejemplo toda lo que es la oncología sigue siendo un espacio muy cerrado. Siento que como profesionales matronas o matrones tenemos todas las competencias y facilidades para trabajar con pacientes oncológicas y pienso que es una de las grandes tareas y desafíos que tenemos para ir abriéndonos más campos”.
De hecho, aseguran, hoy por hoy, no existe ningún Diplomado o Magíster en alguna especialidad. Hace algunos años sí lo hubo, pero ya no.
Por último, reafirman que se sienten realizados como matronas y matrón en la atención de mujeres que llegan hasta la Unidad de Patología de Cáncer de Mama. Que su profesión les permite educar, contener y empatizar con esas cientos de mujeres que llegan con la incertidumbre a cuestas y que, trabajar en políticas públicas, las y los tiene más que satisfechos.