Por Anita Román Morra, presidenta nacional Colegio de Matronas y Matrones de Chile
Históricamente, la salud sexual y la salud reproductiva no han sido prioridad en situaciones de catástrofe, y la crisis producto del Covid-19 no es la excepción a la regla. Las mujeres de Chile hoy están expuestas a una extrema vulnerabilidad y que podría tener nefastas consecuencias si no se toman medidas de inmediato.
En efecto, esta invisibilización da como resultado efectos no previstos que nos obligan a proteger a nuestra población, para evitar situaciones como violaciones, aumento de embarazos no deseados, prematurez por falta de acceso a la consulta de urgencia obstétrica, suspensión de métodos anticonceptivos y de terapias hormonales.
Esta y otras acciones sanitarias no pueden dejar de entregarse, situación que hemos manifestado a las autoridades del Ministerio de Salud, de modo tal que las directrices sean claras respecto de la labor de matronería, que se cuente con los recursos necesarios para enfrentar estas situaciones que no se detienen en épocas de catástrofe y, más grave aún, en situaciones prolongadas en el tiempo como es una pandemia.
Asimismo, hemos estado en permanente coordinación con nuestras directivas regionales para saber cómo ir resolviendo los nudos críticos. Se avanza gracias a la voluntad y compromiso de matronas y matrones de todo el país.
A la situación anterior debemos sumar los embarazos. Si bien aún no hay suficientes estudios publicados, en Chile y el extranjero, del efecto del contagio de coronavirus en gestantes, se sabe que las mujeres embarazadas experimentan cambios inmunológicos y fisiológicos que pueden hacerlas más susceptibles a las infecciones respiratorias virales, incluido COVID-19.
Es necesario destacar que las recomendaciones nacionales e internacionales advierten que tanto la salud sexual como la salud reproductiva son derechos establecidos y que tienen que ser cubierto por los gobiernos aún en situación de catástrofe, lo que hace urgente considerar al profesional matrona o matrón como una necesidad a cubrir.
Tal como dice la UNFPA, enfrentar la pandemia COVID-19 sin enfoque de género no protege y vulnera los derechos sexuales, los derechos reproductivos y menos promueve la igualdad. Por ello, debemos considera lo siguiente:
1.- El 70% de la fuerza laboral del sector salud son mujeres y de ellas alrededor del 40% son jefas de hogar, lo que hace aún más urgente contar con equipos de protección personal, ya que su labor en la primera línea de acción las deja expuestas al riesgo, no solo a ella ;también a su entorno familiar.
2.- El parto y el embarazo ha sido en Chile una de las condiciones de normalidad más protegidas frente a la aparición de daños o eventos adversos, lo que implica contar con insumos y recursos que permitan tratar a la gestante afectada, pero además considerar la no interrupción de la atención de todas aquellas gestantes normales o con patologías agregadas.
3.-Es necesario asegurar la entrega de métodos anticonceptivos, terapia hormonal y consulta de urgencia gineco-obstétrica.
4.- La condición de mujer debe estar protegida durante la menstruación u otras necesidades, de modo que no se coarte su libertad física y mental. Para ello se debe mantener la provisión de artículos necesarios en el periodo menstrual o de procesos ginecológicos.
5.- Las mujeres embarazadas con enfermedades respiratorias deben ser tratadas con la máxima prioridad, ya que tienen un mayor riesgo de presentar resultados adversos, las unidades de atención prenatal, neonatal y de salud materna deben mantenerse separados de los casos de COVID-19 identificados. Esto significa reforzar con personal capacitado preferentemente en la prevención del contagio.
6.- Los servicios de obstetricia, ginecología y neonatología son áreas de atención que no pueden ser reconvertidas y estar preparadas para la resolución la atención normal de parto, el recién nacido y la urgencia gineco-obstétrica y neonatal.
7.- Las mujeres, las niñas y los niños que viven en violencia presentan aún mayor riesgo como resultado de la convivencia horaria con el agresor. Las habituales estructuras de ayuda y protección pueden debilitarse o dejar de funcionar, por lo que es necesario mantener los canales de denuncia y vigilancia comunitaria.
Finalmente, y frente a esta pandemia, lo único claro es que de esto podemos salir sólo si trabajamos unidos y unidas. Desde el Colegio de Matronas y Matrones de Chile estamos convencidos que esta es la única vía que nos permitirá sortear esta crisis sanitaria, quizá la más grande en Chile y el mundo en los últimos años.